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Todas las acciones que realizamos en el mundo se nos devuelve de manera recurrente. Es necesario darse cuenta y ser más consciente de que la vida solo es un reflejo de lo que son tus pensamientos o imágenes mentales. La primera parte que nos corresponde asumir es ser responsable de lo que pensamos y cómo actuamos en base a ello. Hacerlo es una sacudida inversa a cómo percibes el mundo. Como quieras verlo te percibes tal como te perciben otros. Todos lo que te rodean solo son tu espejo que tú los utilizas para realizar aquello que deseas en el mundo.  Por eso juzgar es juzgarte a ti. Si ayudas a otros te ayudas a ti. Siempre es lo mismo. El mundo nos devuelve lo que le damos. Cuando se entiende esta nueva forma de ver el mundo, ya no te sientes víctima de lo que pasa ahí afuera. Sabes que eres responsable de lo que pasa y lo puedes cambiar para mejorar tu vida. Dejas atrás la victimización y las quejas, porque eso es lo que tendrás, no se trata de algo místico o algo fuera de lo común,