El mundo parece un mar de interrupciones de manera continua. De hecho lo es. Es interminable como la paz se perturba por cualquier distracción que hacemos en el mundo. Una mente incontrolada es capaz de crear turbulencia mental y pensamientos o imágenes mentales de manera descontrolada lo acaece en la locura.
En la mente solo hay silencio, pero por la turbulencia de pensamientos acompañado de las emociones en el cuerpo es imposible sentir esa paz que tanto añoramos.
Lo logramos mediante la sencillez de la vida cotidiana. La absoluta paz se logra siendo sinceros y coherentes con la vida y renunciando a la gratificación y placer de la mente por conseguir adelantarse al presente o huyendo de ella.
Hay múltiples distracciones en el mundo, es un acabar sin fin. Es fácil darse cuenta del mar de distracción de manera inconmensurable.
Las distracciones a la que nos sometemos es un cuento de nunca acabar, es demasiado. Hay tanta gente que huye del silencio y la considera algo anormal, y hay más gente que está tan acostumbrada al ruido exterior y de la mental.
Aspiramos a reconocer la naturaleza de la mente que es el silencio, pero una mente sin entrenar es capaz de dar todo de sí, para recuperar su autonomía y amor hacia la vida. Lo que tanto nos causa muchas insatisfacciones es reconocer que no somos la mente, y aunque podamos ser conscientes de ello, reconocerlo es el primer paso para acercarnos a nuestra verdad esencial.
Las perturbaciones se han cosificado en el mundo de manera continua. Sus consecuencias es la alteración que reconocemos como emociones que se confiscan en el cuerpo a diferentes escalas.
Lo único y la solución es dejar ir los programas de la mente, poco a poco, reconocernos y renunciar a ellos. Es tan persistente estos programas porque dan placer, satisfacción, y también sacamos partido de ello.¿ Porque casi nadie intenta hacerlo?. Requiere tiempo, Amor, y fe en invisible.
Todos las creencias son programas instalados en la mente. Las creencias negativas nos producen esa inquietud, desorden en todos los niveles de la vida.
Tenemos la intuición de que producen esos niveles bajos de energía pero aun así los consentimos y les damos más energía.
Lograr la paz y todos estas emociones estables que promueven una vida sana, requiere de ti una captación de tu actual nivel, compromiso para cambiar y dejar el mundo. Renunciar a los programas que no te ayudan a nada.
El mundo es un distractor tremendo, le hemos dado el poder al mundo, pero en realidad no posee poder intrínseco, por que es un efecto que no hace nada. Reconocer el poder en cada uno es recuperar el poder y dejar de darlo al mundo.
Con la aceptación deviene la responsabilidad y ello aflora más la mente a dejar sus programas.
La mente siempre huye del instante presente, y siempre está inquieta, que si se le deja sin voz, el yo falso muere y desaparece sin más. Reconoce el amor en ti, y ábrete a nuevas dimensiones donde en el instante presente renace la eternidad sin fin.
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